Leyendas de Guanajuato: La Calle del Truco 👺

Como nos la contaron se las contamos

Un hombre perdió el alma de su mujer en una partida de naipes, en un juego con el diablo.

En la calle que hoy se conoce como del truco, originalmente se llamaba “calle de los Guadalajareños” existe una casa que se ubicaban a un costado de la basílica de nuestra señora de Guanajuato, cuyos dueños eran unos comerciantes españoles con poco tiempo de haber llegado.

En esa casa diariamente, después de las 6 de la tarde, era el centro obligado de personas de amplio poder económico de este creciente pueblo, las cuales se entretenían en juegos de naipes.

Sin embargo, el juego favorito y predilecto era conocido con el nombre de “El truco”, juego por demás arriesgado, y donde ya más de alguno de los asistentes se había quedado completamente en la ruina. Al poco tiempo este lugar se le conoció como la casa del truco, se volvió tan popular y famosa, al grado de que la calle adopto el nombre de la casa ubicada en ese lugar hasta nuestros días.

En este lugar que les contamos, frecuentaba un tal Don Ernesto, empedernido jugador. Una noche, en la que la fortuna parecía sonreírle, nuestro personaje fue retado a jugar por un misterioso caballero. Incapaz de negarse, Don Ernesto fue apostando, a la baraja, todos sus bienes, perdiendo en poco tiempo su casa y su fortuna. Tratando de recuperarse, le ruega a su oponente la oportunidad de una última mano. El misterioso caballero, entonces, se acerca y le ofrece la última apuesta susurrándole al oído. Don Ernesto palidece y, sin embargo, acepta la oferta. El jugador pierde nuevamente y lanza un grito: había apostado a su bella esposa contra el misterioso rival, que toda la noche fue haciéndole trampa, pero que no pudo ser descubierto, puesto que se trataba del mismísimo Diablo.

Cuentan los lugareños que, desde entonces, todas las noches una sombra embozada recorre la calle, golpeando cada puerta: es Don Ernesto, pidiendo una última jugada para recuperar a su esposa.

Al día siguiente la noticia corrió como reguero de pólvora por toda la ciudad, y para evitar otros hechos lamentables como los ocurridos; la casa de apuestas fue clausurada, obligando a los clientes buscaran una manera más decorosa para pasar sus ratos de ocio, de ahí se dice que cuenta la leyenda que por las noches se aparece una sombra que vaga por la calle del truco y se detiene en el lugar que alguna vez estuvo esta casa de juego.

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